Kobe florece en un
estrecho territorio arropado por los montes Rokko, al norte, y al sur por el
mar interior que baña y embellece la bahía de Osaka que fue, siempre, una
ciudad portuaria importante y, también, una de las primeras en abrirse al
comercio extranjero a finales del periodo Edo.
Aquí empieza el
sueño y la esperanza de un hombre, la nueva oportunidad de comenzar una nueva vida, más
próspera, más plena, en otras tierras de diferente cultura y paisaje. Valiente
decisión que conlleva el coraje de dejar familia, amigos, costumbres y de todo
aquellas querencias adquiridas hasta ese momento para enfrentarnos a lo
inesperado y, acaso, desconocido.
Es así que el ciudadano llamado NONOMIYA MOTOZO, llega
en enero de 1916 cuando arriba al puerto del Callao, y en esa nueva realidad
construir sus ideales con el brío y empuje que su juventud le inspira y que
bullen dentro de él.
Siendo un hombre
con opinión propia, con fundamentos morales que ejercitaba en su diario
quehacer, también era un alma que albergaba los sentimientos de búsqueda de
elevación espiritual a través del estudio y el conocimiento de las verdades que
ennoblecen.
Es así que encontramos su solicitud de ingreso, según consta en los registros de la Gran Logia del Perú, menciona de profesión, la noble
tarea de profesor, ser un hombre casado, fiel seguidor de Buda, que trabajaba y
ejercía como droguista. Así mismo, haber nacido en la ciudad de Kobe, el 22 de
enero de 1892.
Al ser admitida su
solicitud se ejercía una de las características principales de la Orden: “Centro de Unión” de todas las creencias
religiosas, a través del cultivo de la fraternidad que une en amistad sincera a
todos aquellos que de otra manera no se hubiesen conocido y que -en muchos
casos- mantenido una animadversión, que la Luz masónica disipa.
Esto ocurría en un
determinado momento del 17 de octubre de 1927 y la Logia que lo acogía era Arca de Noé N° 8, cuyos obreros, abiertos sus trabajos,
esperaban en un ambiente solemne, cubierto por la Armonía y rebosantes los
corazones de la alegría y esperanza de recibir a un nuevo hermano.
Un rasgo distintivo
de la R\ L\ S\ Arca de Noé Nº 8 es su fraterna cohesión, la fortaleza amical de sus
obreros, enmarcadas en la belleza de sus trabajos. La observancia de este
entorno no le fue ajeno al recién iniciado, ello era compatible con lo que
enseña Siddhartha Gautama, del que era su fiel seguidor, en el siguiente
comentario:
“La amistad admirable, el compañerismo admirable, la camaradería admirable, en realidad, es la totalidad de la
vida santa. Cuando un monje tiene personas admirables como amigos, compañeros y
camaradas, se puede esperar que él desarrolle y persiga el noble óctuple
sendero”. (SN
45,2 Upaddha Sutta – Discurso de la Amistad)
Pasa al segundo grado el 20 de diciembre de 1927 y es en esos años, que preocupado por transmitir las costumbres y valores como la
perseverancia, la disciplina, el
trabajo, la honradez, la solidaridad, la humildad, propias del carácter japonés
y que la masonería encarga practicar con intensidad es que, junto a los señores Nakataro Aray, Chuzo Fujii y Hajime Kishii,
inauguran el 18 de abril de 1928, en el hogar de este último, en la calle
Emilio Fernández, una escuela a la que llamaron “Jishuryo” – “Aprender del
Tiempo”- encomendándole la dirección
al Sr. Hisao Ikeyama. Fueron sus primeros alumnos, los hijos de los fundadores:
Yoshio Nonomiya, Yoshio Aray, Setsuko Fujii y Masao Kishii. Dos años después,
en 1930, se traslada a un local más amplio en la calle León Velarde.
Como consecuencia
de las políticas establecidas durante la Segunda Gran Guerra nuestro hermano masón fue
deportado al Japón, ejercía, en ese momento, la dirección del colegio.
La semilla sembrada
en un surco de valores y sentimientos con amorosa mano es, hoy, un frondoso y
generoso árbol que produce cada año promesas y futuro que van a completar su
formación a otro centro educativo de similar filosofía. Otro árbol que surge
como proyección del primero.
Consecuente con sus
ideales, al construir su propio templo a la Verdad, edifico otro al Saber, para
sus pequeños semejantes.
PUERTO DE HYOGO
Barco de vapor extranjero ingresando tras el final de la política de aislamiento en
1853
IMPRESION XILOGRAFICA JAPONESAAñadir leyenda |
Promoción 1950 del colegio Santa Beatriz |
Colegio “Jishuryo” 1924 |
SENTEI YAKI (YAGI)
Nacido en Shuri, Okinawa el 12 de diciembre de 1884.
La antigua ciudad
de Shuri se estableció alrededor de la fortaleza o castillo del mismo nombre,
cuya fecha exacta de construcción no es conocida aunque, se supone, terminado
alrededor de 1427.
Sho Hashi (1371-
1439) un líder popular y querido, además de administrador muy capaz reunió los
reinos de Chuzan, Nanzan y Hokuzan, estableciendo el Reino de Ryukyu
coronándose como su rey, designando al castillo como su residencia, corte imperial
y centro administrativo del reino y por cerca de 500 años fue el corazón
político, económico y cultural del pueblo Ryukyu, orgulloso pueblo, con una
cultura e idioma propio, esparcido por las islas de Okinawa y Taiwán.
Abolido el reino,
el 27 de marzo de 1879, e incorporado al Japón como la prefectura de Okinawa se
designa a la ciudad de Naha como la nueva capital, decisión que produjo la
decadencia y el desorden económico de Shuri, empujando a sus desempleados
pobladores a buscar sustento en otras latitudes.
Desde sus arenas
blancas que acaricia un bello mar turquesa enmarcado en el azul de su diáfano
cielo, parten con sus esperanzas y costumbres a otras tierras, llegan a Hawái,
Filipinas, Nueva Caledonia y a otros muchos destinos. Arriban a nuestras costas
el 21 de noviembre de 1906 a bordo del “Itsukushima
Maru” unas 36 personas oriundas del “Reino
de la Cortesía”, iniciándose así la inmigración Okinawense a nuestra
patria.
Sentei Yagui
estudió en la Universidad de Waseda, en Tokio, en la que se graduó en 1906;
poco después fue contratado por la empresa de colonización de Meiji para
proteger sus intereses y ayudar a establecerse a los primeros Ryukyuan
contratados para las haciendas de la costa. Llegado al Perú en febrero de 1907 en
el cuarto embarque de okinawenses, colabora con un periódico limeño y se
establece en Lurín, en las afueras y al sur de Lima, donde, en 1908, abre una
tienda y luego un hotel y se involucra en el negocio del algodón.
Alma noble, de
corazón benevolente, desde su negocio ayuda a todos aquellos que al término de
sus contratos o que, al romperlos, fugándose, se encuentra en una difícil
situación. A unos ofrece alimento, a otros refugio, a muchos les restablece su
salud al llevarlos a hospitales y a todos, la oportunidad de construirse un
destino a través de su propio trabajo.
Propicia los
primeros “Tanomoshi”, especie de
juntas o panderos, como medio de agenciarse de un capital sin las obligaciones
engorrosas que solicitan los bancos o los altos y abusivos intereses que exigen
los prestamistas, y, a la vez, como un fondo de ayuda y previsión en caso de
una enfermedad, colaboración en los entierros, socorro en los momentos de
urgencia y, sobre todo, de unión fraterna llena de mística, cultivo de la
amistad y apoyo mutuo.
Bajo el liderazgo
de Sentei Yaki se funda, el 27 de julio de 1910, la “Asociación Juvenil Okinawense”- Okinawa Seinen Doshi – Kai -, con
la finalidad de mantener y cultivar los lazos de cultura y tradiciones del
Reino de la Cortesía, a través de la práctica del deporte y el folklore. La
preside en 1910, 1911, 1919 y 1920.
Por esos años trabaja
para la Inca Rubber Company para desarrollar el negocio del caucho en la selva
del Madre de Dios, entre Perú y Bolivia, adonde se traslada junto a otros 30
Ryukyuans.
Preside la Sociedad
Central Japonesa, hoy denominada Asociación Peruano Japonesa, en 1928, fundada
el 3 de noviembre de 1917, logrando su inscripción en los Registros Públicos un
15 de octubre de 1928.
Un espíritu libre,
de cálido corazón; justo e inquieto pensador que realiza cabal y honradamente
proyectos y esperanzas, es natural que se encontrara con aquella institución
que tiende a formar iniciados, es decir hombres en la más noble acepción del
vocablo. De aquellos que aprenden a reconocer la verdad, que actúan conforme a
la razón, impregnada de nobles sentimientos.
Y, decide de su…”libre y espontánea (Sic) voluntad y bajo mi palabra de honor, me
ofrezco como candidato à la Sociedad Masónica, bien impuesto y enterado como
estoy del anterior programa y deseando ser útil a la humanidad”.
Con fecha 5 de
julio de 1929 la Secretaría de la Logia Júpiter N° 33, mediante oficio N° 23, que el 22 de junio de 1929 ha sido aceptada la propuesta para
su iniciación” del Sr. Sentei Yaki.
Declara creer en Dios, ser peruano por
nacionalización, comerciante, casado y con domicilio en el Jr. Washington Izq.
799. Nacido en Shuri, Japòn, el 12 de diciembre de 1884.
La solemne
Ceremonia de Iniciación se lleva a cabo el 14 de setiembre de 1929,
“con las formalidades establecidas por
nuestros estatutos”.
Se tiene evidencia que siendo ya maestro masón, es elegido el 9 de junio de
1934 como Porta Espada, cargo para el cual fue reelegido en las
elecciones del sábado 8 de junio de 1935, para ese periodo.
Sus actividades se
ven malamente interrumpidas cuando el 12 de enero de 1943 fue deportado a
EE.UU. al campo de concentración de Cristal City, como consecuencia de la
política asumida por Perù durante la Segunda Guerra Mundial.
Su existencia se ve
conmovida cuando el Emperador del Japón,
en 1966, lo condecora, en reconocimiento a su ejemplar trayectoria en la vida.
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