martes, 17 de noviembre de 2020

SIMBOLISMO DEL ESCUDO NACIONAL DEL PERÚ


Desde la infancia, en los colegios nos enseñan los tres reinos (animal, vegetal y mineral) y especificamente en nuestro Escudo Nacional; pero poco se sabe porque de la disposición de los elementos que hay en él. La vicuña mira hacia adentro del Escudo. Sabemos por qué?. La cornucopia debe tener monedas, pero sabemos cuántas deben ser ?. En este artículo, las respuestas y las razones de porque cada elemento del Escudo Nacional.
La primera versión de nuestro Escudo Nacional, fue creada por San Martín en 1821. No duró mucho y fue cambiada a la segunda versión que fue aprobada el 24 de febrero de 1825 por Simón Bolívar y el Congreso Constituyente. El diseño de este Escudo fue elaborado por los congresistas José Gregorio Paredes y Francisco Javier Cortés. Luego de su aprobación, el Escudo fue ligeramente modificado el 31 de marzo de 1950 mediante el
Decreto Ley Nº 11.323 establecido por el entonces Presidente de la Junta Militar de Gobierno, Manuel Odría (quien fue masón). Mediante este Decreto, se estableció que el campo inferior sea mayor que los dos campos superiores; lo que en el Escudo aprobado en 1825 era al revés en cuanto a tamaño, siendo los dos campos superiores mayores y el inferior menor.
Sobre la historia del Escudo, las hay en forma más detallada en DePerú.
El escudo nacional, como la gran mayoría de estos símbolos en la actualidad, cumple con las normativas heráldicas en su diseño, y está compuesto por tres partes principales: el blasón, timbre y tenante. 
El Blasón es el elemento central del escudo y es considerado, según la heráldica, de forma polaca, y presenta una división vertical y una horizontal, dejando tres cuadrantes que contienen sus propios elementos.
En la esquina superior izquierda, sobre un fondo azul se ubica una vicuña, animal común del altiplano andino. Es una representación simbólica de las riquezas del reino animal. Debe estar colocada mirando hacia adentro del Escudo, pues según la heráldica es un animal oriundo del país. se colocará mirando hacia afuera cuando sea un animal que no es oriundo del lugar. El fondo color celeste que simboliza la tranquilidad y la fortaleza.
En la parte superior derecha, sobre fondo blanco o argén, se ubica un árbol de quina, también conocido como cinchona. Este representa, similar a su vecino, las riquezas del reino vegetal, aunque también cuenta con una interpretación histórica: azotados por la malaria durante una época, los peruanos extrajeron un polvo de la corteza de la quina como remedio para la enfermedad que salvó muchas vidas. Es un árbol que tiene bastantes ramas, por lo tanto al dibujarlo en el escudo debe tener esa forma. Es un error dibujar un árbol coposo o en punta forma de pino.
En la parte inferior, sobre un fondo rojizo, se encuentra una cornucopia, o cuerno de la abundancia, derramando monedas de oro. El significado de este elemento es la riqueza del reino mineral. El símbolo de la cornucopia data de la mitología griega, la cabra Amaltea crió con su leche a Zeus. De niño, mientras jugaba con uno de sus rayos, Zeus rompió —sin querer— uno de los cuernos de la cabra. Para compensar a Amaltea, al cuerno roto le confirió poder para que, a quien lo poseyera, se le concediese todo lo que deseara. De ahí surgió la leyenda de la cornucopia como símbolo de abundancia. Prosiguiendo; esta cornucopia se dice que derrama monedas. Deben ser 25 monedas pues simboliza el año en que se aprobó el escudo, que fue el año 1825.


Pasamos ahora al timbre o sea la parte superior del escudo, por encima del blasón, allí se encuentra adornada por una corona cívica de encinas como elemento único, que fue la distinción que se otorgaba en la Roma antigua al ciudadano que salvaba la vida a otro en alguna batalla, y transformado al ciudadano que ofrenda su vida por su nación. La encina pertenece al género del roble que crecen en el continente europeo y muy conocidos por ser árboles con tronco fuertes, de gran altura y longevos, simbolizando la fuerza y nobleza.
El tenante, está compuesto por una rama de laurel a la derecha y otra de palma a la izquierda atadas en un extremo con los colores patrios, elemento común en muchos escudos latinoamericanos.. En esta rama de palma tiene dos puntas de sus hojas dobladas, pues representan a las dos provincias cautivas: Arica y Tarapacá, Sobre la rama de laurel, se la dibuja con frutos, que se confunde con la rama de olivo, pero según el Decreto, es una rama de laurel.
Su simbología ha trascendido el tiempo y el espacio, hasta el punto de que actualmente esta hierba sigue siendo señal de fama, valor y grandeza alrededor del mundo y la rama de palma simboliza la gloria.

 El Escudo de Armas, que es otra versión del Escudo, se encuentran la bandera y el estandarte nacionales, colocados sobre punta de lanzas con los colores de la bandera.

Es fundamental hacer la anotación al explicar el Escudo Nacional de Perú, que estos tres campos (los dos superiores y el inferior) representan a los recursos naturales del Perú: la vicuña, a la fauna; la quina, a la flora y la cornucopia, a los recursos mineros.
Ivo Pino Ramos


ALGO MÁS SOBRE EL ARBOL DE LA QUINA
Pocos la han visto en estado natural y aunque figura en el escudo nacional de Perú, incluso a los más patriotas les cuesta reconocerla.“El árbol del escudo ni siquiera está bien dibujado”, advierte el ingeniero forestal Alejandro Gómez a BBC Mundo.
 En julio las calles peruanas se embanderan para celebrar la fiesta nacional y con ello se revela lo poco que se sabe del símbolo que representa la diversidad botánica del país. “Hay quienes creen que es un manzano, un eucalipto o incluso un arbusto de coca”, dice Gómez, quien trabaja en el Instituto de Innovación Agraria de Perú (INIA) tratando de recuperar la quina.
El árbol oficial del país sufre de una popularidad ingrata y anónima. La confusión más común es llamarla “quinua”, y suponer que se trata de ese nutritivo seudocereal que en los últimos años multiplicó su fama (y su precio).Pero mientras la quinua es una hierba, la quina es un árbol andino de hojas anchas que puede superar los quince metros de altura y está emparentada con el café.
Lo que la hace valiosa es su corteza, rica en quinina.Este alcaloide es el que le dio fama al árbol, y también su condena.
Según la leyenda, cuando el indio Pedro de Leyva se recuperó, juntó agua y raíces de quina en un cántaro y lo llevó a su pueblo.La popularidad del brebaje milagroso se extendió rápidamente.
 “La quinina corta el ciclo de vida del parásito de la malaria y le impide infectar otros glóbulos rojos, que es donde se alimenta y reproduce”, explica a BBC Mundo, Dionicia Gamboa, PhD en enfermedades tropicales de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.
 Desde su descubrimiento y durante tres siglos, el alcaloide fue el medicamento más efectivo para combatir la enfermedad. Y no hablamos de cualquier pandemia. Investigaciones publicadas en las revistas Nature y National Geographic sostienen que la malaria o paludismo pudo haber matado a más de la mitad de todos los seres humanos que han existido.De acuerdo con la tradición, fueron los jesuitas quienes difundieron el uso de la quinina luego de curar a Doña Francisca Henríquez, condesa de Chinchón y esposa del virrey de Perú.
 Los ecos de esta historia inspiraron el nombre científico que el árbol lleva hasta hoy: Cinchona Officinalis. A lo largo de los siguientes siglos casi no hubo equipaje de explorador, conquistador o soldado que no llevara quinina.
Hasta que llegó la Segunda Guerra Mundial.
Durante generaciones, hordas de comerciantes recorrieron los bosques andinos en busca de quina.
 La mayoría fueron taladas y a otras les arrancaron la corteza de pie, como despellejadas en vida, para venderlas en Europa. Según las anotaciones del naturalista alemán Alexander Von Humboldt en 1805 se cortaron 25.000 árboles sólo en la provincia ecuatoriana de Loja. La quina curó una fiebre y provocó otra que resultó mortal para ella.
“Es un árbol en extinción y ni siquiera existe un inventario de los que quedan”, advierte el ingeniero del INIA Alejandro Gómez, quien coordina el proyecto de reforestación en uno de los últimos reductos de la especie en Perú. De las más de 20 variedades de quina que existía en el país, sólo se tiene certeza de que quedan ejemplares de unas cuatro.
“La gran amenaza para su ecosistema sigue siendo la tala ilegal y la quema de bosques para expandir la frontera agrícola”, señala a BBC Mundo Verónica Galmez, especialista en bosques andinos de la organización suiza Helvetas. En la actualidad, las grandes plantaciones de quina no están en América Latina sino en Asia. Durante el siglo XIX, para salvar sus colonias que hervían de malaria, los ingleses introdujeron el árbol en la India y los holandeses en Indonesia.El nuevo comercio floreció hasta la ocupación japonesa durante la Segunda Guerra Mundial, cuando cortaron el suministro de quinina a las tropas aliadas expuestas al paludismo en el Pacífico. La emergencia obligó a desarrollar medicamentos artificiales alternativos. Actualmente, los tratamientos contra la enfermedad en Perú, el país que tiene a la quina en la bandera, usan quinina asiática o compuestos hechos en un laboratorio.
Ahora, hielo, una parte de gin, dos partes de agua tónica y una lámina de piel de limón, es la receta clásica de un gin tonic, aunque en los bares de Londres discutirán eternamente la fórmula perfecta.
 El coctel, sin embargo, no nació sobre una pulida barra de madera sino durante las campañas de conquista inglesas en medio de las ciénagas de la India.Para ocultar el amargor de la quinina los soldados la mezclaron con agua de soda, lo que da como resultado el agua tónica.Echarle gin era un siguiente paso lógico. Este destilado formaba parte de sus raciones.Por aquellos años, otra enfermedad, esta vez una epidemia de cólera, brotó en la zona de Angostura, en Venezuela.
 Para combatirla se popularizó una pócima que combinaba una decena de plantas locales, entre ellas un extracto de quina. Esta medicina fue bautizada como Amargo de Angostura y hace muchos años dejó las recetas médicas para formar parte de las gastronómicas: Hoy corona los piscos sours en las barras de Chile y Perú. Son las empresas indonesias que siembran quina las que actualmente abastecen por igual a la industria farmacéutica como a la de bebidas.
Si la leyenda fuera cierta, los peruanos que levanten un pisco sour para celebrar esta semana su día nacional, podrán sentir en el sabor el lejano vestigio de la medicina que salvó a Pedro de Leyva hace cuatrocientos años.Fuente: BBC: LO ÚLTIMO DE MUNDO...

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