La orden masónica además de fomentar el estudio de los valores morales, también se interesa en difundir la cultura en todas sus dimensiones. La historia es su pasión, combate los vicios, el fanatismo y el racismo. Esta nota muestra la negación que se hizo por parte de algunos egiptólogos hacía la existencia de la dinastía de faraones de raza negra que gobernaron Egipto en una época.
En el siglo VIII A.C. el alto Egipto de los faraones había
perdido el rumbo. Se producen una serie de luchas entre jefes locales que
acabarán por desmembrar la asombrosa civilización que otrora construyera las
grandes pirámides. Fue entonces, al borde del colapso, cuando los vecinos
etíopes de la antigua Nubia, en Sudán (Sur de Egipto), toman el control de un
País dividido para conquistarlo y gobernarlo. Estos reyes nubios se convirtieron, durante siete décadas,
en
los “Faraones Negros” que salvaron a la civilización Egipcia de su definitiva desaparición.
los “Faraones Negros” que salvaron a la civilización Egipcia de su definitiva desaparición.
No eran
bárbaros sedientos de sangre o botines.Su
objetivo era detener la rebelión egipcia, y salvar Egipto de la destrucción. Pero hubo algo diferente en ellos; su piel era oscura como
la noche del desierto nubio…
Egiptólogos de principios del siglo.XX como el afamado
George Reisner, encuentran las primeras evidencias arqueológicas de los reyes
nubios. Pero estos arqueólogos, solo pudieron ver Sudán a través de los ojos de
Egipto y, a los negros africanos, no como una nueva estirpe de faraones sino
como esclavos de Egipto.
Afortunadamente estos errores históricos se han ido
subsanandos con nuevos estudios sobre el reino de Kush (Nubia), en el Sudán en
el contexto de un período de vacío cronológico,
Un linaje de príncipes avanza entonces desde Nubia para
hacerse con el poder y fundar una nueva dinastía egipcia. Nubia, correspondía
al citado en las fuentes bíblicas con el nombre de Kush o Cush.
Fue entonces, cuando aquellos hombres negros que desde
tiempos pre dinásticos habían vivido a la sombra de los grandes faraones, se
adueñaron de Egipto.
EL PAIS DEL KUSH, LA TIERRA DE LOS FARAONES NEGROS
Los reyes etíopes se convirtieron en los nuevos Faraones de
Egipto. Les bastaron 75 años de Gobierno
del país del Nilo, o ¿quizás algunos más?,
para reunificarlo y construir un imperio. Fueron devotos de Amón
adoptando el culto de sus vecinos egipcios y defendieron Egipto de la agresiva
Siria. Surgió así una dinastía indígena de entre cuyos príncipes
etíopes destacaron Pianjy Shabako, Shabitko, y Taharqo llamada la Dinastia XXV de Egipto.
Entre los primeros reyes etíopes, en el 736. a.C destacó Piankhy, que ocupó Tebas y consolidó su poder en el País del Nilo, ya
que se consideraba a sí mismo, legítimo sucesor de los grandes faraones
Tutmosis III y Ramsés II, aunque con un pequeño detalle; su piel era oscura como
la noche.
LA ERA OSCURA DE NUBIA
En estas interpretaciones arqueológicas de principios del
siglo XX nos encontramos con un vacio abierto y con ciertos prejuicios raciales que
presuponían que la cultura nubia habría experimentado un desarrollo lento en lo
político y cultural…
Más recientemente al peligrar su estabilidad tuvo que ser
reconstruida por G.Legrain. Ello nos permite hoy cobijarnos a la sombra de su
bello pedúnculo, de tres metros de diámetro que desde sus 21 metros de alto aun
parece desafiar el cielo.
CONCLUSIÓN
Todavía quedan muchas puertas por abrir de aquella ‘Edad
oscura’, y muchas zonas inexploradas cuyos episodios históricos permanecieron
inéditos durante largo tiempo.
Se puede deambular a su alrededor y no hay vendedores de souvenirs ni asediado por ambulanes, mientras que a unos 1.000 kilómetros al norte, hacia El Cairo, los turistas llegan en
grandes cantidades para observar las maravillas egipcias, y a Sudán
raramente visitan las pirámides en El Kurru, Nuri y Meroe, vestigios extraordinarios
de la próspera y desconocida de la cultura Nubia que la historia olvidó.
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