domingo, 15 de diciembre de 2013

CLAUDIO REBALIATI Y EDUARDO LAVERGNE MASONES

El presente artículo se basa en la entrega de un antiguo documento que data del año 1876, que hiciera la Logia Alianza y Firmeza N° 16 al Instituto de estudios históricos de la Gran Logia del Perú, y que menciona al hermano Eduardo Lavergne, quien fuera Gran Maestro en el periodo 1890, e incluye además una nota biográfica del hermano Claudio Rebagliatti. Al final encontrará el enlace al documento oficial en formato pdf para libre descarga.

La Logia ALIANZA Y FIRMEZA Nº 16, en su reunión del día 22 de marzo del presente año, distinguió al INSTITUTO DE ESTUDIOS HISTORICOS DE LA GRAN LOGIA DEL PERÙ con un importante documento, emitido el 22 de noviembre de 1876, por el que se acredita como miembro Honorario de la Logia ORDEN Y REFORMA Nº 19 al hermano EDUARDO LAVERGNE quien ejerció la Gran Maestría en el periodo de 1890 – 1891, donde se le recuerda por ser un entusiasta promotor de la fundación de la Gran Logia del Perú, que promovió a través de la “Revista Masónica” de la que fue uno de sus fundadores como también lo fue de la Biblioteca de la Gran Logia del Perú, entre otras muchas acciones de su fructífera vida, en bien general de la Orden y de la sociedad que le cobijó.

Este acto de generosidad, sentimiento tan noble, útil y cariñoso, realizado por la Logia ALIANZA Y FIRMEZA Nº 16, honra y eleva aquellas recomendaciones contenidas en el Ritual de cierre de la Logia y en el cargo que se nos hace conocer en nuestra ceremonia de iniciación y, además, nos bendice y enriquece, pues el Gran hacedor bendice tanto al que da como al que recibe y nos enriquece, porque el Museo de la Gran Logia del Perú ve acrecentado el valor de su patrimonio museístico y, al hacerlo, enriquece, a su vez, la experiencia de visitarlo.
Agradecemos esta fraterna, exquisita e importante donación, quedando sumamente reconocidos por este acto de desprendimiento y generosidad que marca un derrotero para que ellas se multipliquen.
Todo documento tiene algo que contar y este, en particular, siendo histórico, tiene trascendencia para nuestra Institución porque nos permite reconstruir algunos hechos de su marcha por la historia y recordarnos aspectos de la vida personal de los Hermanos que allí figuran. En tal sentido, apenas nos vamos referir a algunos de ellos, quedando pendiente una más exhaustiva revisión a la que invitamos a todos los Hermanos interesados en esta investigación.
Este documento, también, es un fraterno testimonio del reconocimiento que la Logia Orden y Reforma Nº 19 manifiesta a los especiales méritos y relevantes servicios del hermano Eduardo Lavergne, otorgándole la honorabilidad del Taller afirmando, de ésta manera, que nuestro hermano había conseguido, en sus actos cotidianos, la particular conducta que todos debemos adquirir, de revestirla de virtud que le permitía ingresar al Templo del Honor.


HERMANO EDUARDO LAVERGNE. (Orestes)
Bajo la premisa de “Institución sin prensa es hombre sin lenguaje” funda, junto a los hh Christian Dam y Federico E. Ego Aguirre, la “Revista Masónica”, de la que son sus directores. El primer número salió a la luz el 15 de febrero de 1882, consagrándose a “popularizar y defender la independencia de la masonería simbólica y propender a la unificación de los ritos”.
 Así mismo, funda, organiza e implementa la Biblioteca de la Gran Logia del Perú, en las que se encontraban obras de toda índole del quehacer humano, incluyendo aquellas referentes a doctrina, procedimientos e historia de la francmasonería.
 Es autor de “Los Estudios Históricos sobre la Masonería” (1894), trabajo erudito y juicioso, en el que se ocupa del idealismo masónico entroncándolo con los misterios del hinduismo. Así mismo de “Evolución del Espíritu Masónico” (1896), en la que con juicio certero detalla aspectos particulares con que el espíritu masónico es adoptado según la índole de cada Or; además, de innumerables artículos publicados, principalmente, en la “Revista Masónica”.
Su espíritu liberal, de avanzada, le lleva a publicar un folleto bajo el título de “Reforma de la Masonería Sud-americana” (imprenta “El Correo” – 1899) y plantear la realización de un Congreso Masónico Latinoamericano, por lo que es considerado Precursor de la C.M.I.
Desarrolla una provechosa labor como 2do. Gr Vig y luego como Gr Tes para, luego, en 1890 ser elegido Dip Gr M, asumiendo las funciones de Gr Maestre por la renuncia irrevocable del titular. Sus hh le conceden la más alta Dignidad eligiéndole como su Gran Maestre para el año mas1891 – 1892.
En la guerra del Pacifico participa en la defensa de Lima con el grado de sargento mayor. Pone a disposición su vasta experiencia profesional al servicio de la ciudad de Lima, ejerciendo, en 1913, el cargo de Teniente Alcalde del Concejo Provincial de Lima. Había nacido en ella, en 1846 y de ella partió al O E, en 1926.

El documento donado está refrendado por el Venerable Maestro de la Logia,  Hermano José María Vivanco (Sarosco), grado 30; como 1er. Vigilante lo hace el Hermano Claudio Rebagliati, grado 32; el cargo de 2do. Vigilante lleva la firma del Hermano A. Rennier, grado14; el del Orador está signado con la del Hermano Celso N. Zuleta (Napoleón); Secretario y Arquitecto Guarda Sellos lleva la rúbrica del hermano Ricardo Camacho, grado 14y como Tesorero el Hermano Jorge Murga.
Estos Hermanos con su perseverancia, en su búsqueda de la Verdad, han contribuido a la forja de nuestra Institución, con la secreta esperanza de ejercer, en la sociedad, aquellas virtudes morales y sociales que nuestra institución inculca a sus adeptos, que nos permitan construir una nación integrada, próspera y desarrollada, haciendo del Perú una hermosa realidad y no una simple y famélica utopía.
De todos ellos, llama nuestra atención un maestro cuya brillantez de sus trabajos y de la obra, que palpita en nuestros corazones cada vez que la entonamos, es tan magnifica como su modestia y sabiduría. De él nos permitimos una pincelada de su existir.

Respetable Hermano CLAUDIO REBAGLIATI
En 1864 regresa, definitivamente, al Perú don Bernardo Alcedo Retuerto, autor de la música que acompaña la letra inspiradora del jurisconsulto y compositor, don José de la Torre Ugarte y Alarcón de Manrique (Ica 19. 3. 1786 – Trujillo 1.9. 1851) del Himno Nacional del Perú, al ser nombrado Director General de las Bandas del Ejército Peruano. Había permanecido en Chile desde 1822, desempeñándose como Músico Mayor del Ejército de ese país y años después fue nombrado como Maestro de Capilla de la Catedral de Santiago.
Entre las cosas que han cambiado en su ausencia, nota con pena de la existencia de varias versiones, tanto de la letra como de la partitura, de la versión original del Himno Nacional del Perú, que un 18 de septiembre de 1821 había sido seleccionado, en concurso público, por el H José de San Martín y estrenado oficialmente en el Teatro de Lima un 23 de setiembre del mismo año, entonado por la voz emocionada de la soprano Rosa Merino quién fue la madre de nuestro primer Gran Maestre Antonio Arenas Merino.
Ello lo lleva a publicar, en 1864, una “verdadera edición” de la canción nacional, la que casi siempre era ejecutada de manera arbitraria y caprichosa. En 1869, el violinista, compositor y director Hermano Claudio Rebaglati propone al maestro Alcedo reconstruir la pieza original, rescatando el espíritu musical y patriótico de la obra.
Don José Bernardo Alcedo, nacido en Lima el 20 de agosto de 1798, quien contaba con 71 años de edad al momento de la propuesta, le expresa: “…que sentía el peso de sus años; que su vista debilitada y su trémulo pulso le impedían tan pesada tarea”. Rebagliati cuenta que: “…Ante esas circunstancias (…) Solicité, entonces, su autorización para hacer yo ese trabajo con la condición de someterlo después a su aprobación, a lo que el accedió gustoso y confiado (...) Me puse, pues, a la obra, comenzando por hacerle cantar a él mismo la melodía, que yo escribí al mismo tiempo. Enseguida la armonicé procurando darle interés, vigor, acentuación adecuada y variedad de ritmos al acompañamiento, y compuse además una corta introducción para preparar bien la entrada al espléndido coro. Mi trabajo, lo digo con satisfacción, mereció la entusiasta aprobación del ilustre autor, y me autorizó a publicarlo”.
Claudio Rebagliati aspira su primer aliento de la ensenada en la que se asienta Noli, bello y pintoresco pueblo italiano de la provincia de Savona, de la región de los Ligures, un 6 de octubre de 1843. Veinte años después, junto a su padre Ángel y a sus hermanos llega al Perú en una gira de conciertos, era 1863, incorporándose a la prospera, industriosa, activa y numerosa colonia italiana. Asentado ya en Lima, su virtuosismo con el violín y su inspiración para componer le llevan al éxito. Como director le cupo el estreno de obras de los más populares compositores clásicos de la época, de hecho fue un entusiasta difusor de la música clásica en Lima.

Su admiración profunda y entusiasta de nuestras costumbres y tradiciones le llevan a componer su elogiada obertura “28 de julio en Lima”, en la que adapta los pregones y aires populares a la orquesta. Reúne trece zamacuecas, cinco yaravíes, dos tonadas chilenas, una cashua y una canción arequipeña para formar su “Álbum Sudamericano, colección de bailes y cantos populares corregidos y arreglados para piano” (…) “dirigida a conservar de forma correcta temas que el tiempo haría olvidar, seguramente, para siempre”.
Entre sus obras podemos mencionar la “Misa de Réquiem” dedicada a la memoria del H Francisco Bolognesi, la “Marcha de 1875”, la zarzuela “Lima de mis abuelos”, la obertura “Primicia”, el Vals “Raquel”; que son las más conocidas y que, junto a otras, en poder de algunos coleccionistas, pudieron salvarse del incendio que sufrió su residencia de Miraflores el 15 de enero de 1881.

Su conocimiento de la técnica, del estilo y de la música clásica y sus autores le permite renovar y encontrar los acordes necesarios para remarcar, con vibrantes compases, el efecto emocionante y la especialísima sugestión que ejerce la triunfal apertura del coro de nuestro Himno Nacional, y ello sin trastocar el espíritu que le impregnó su autor.

En 1900, nuestro H Rebagliati inicia una campaña para que el estado reconozca como versión oficial la partitura restaurada por él, con la participación de don José Bernardo Alcedo, en 1869. La campaña fue apoyada por entidades sociales y destacados profesionales e impulsada por la prensa y dio resultados: el 13 de abril de ese año el gobierno nombra una Comisión Especial presidida por el notable compositor José Valle Riestra.

El 25 de julio en una función realizada en el Teatro Politeama “…lo más nutrido y lo más calificado de la sociedad de Lima, resolvió, antes que el gobierno, el estreno público del himno restaurado por Rebagliati, en una velada en homenaje a la memoria del coronel Bolognesi, y que tenía como propósito incrementar los fondos destinados a la edificación del monumento al héroe de Arica”.

Superadas algunas dificultades e inconvenientes, la Comisión Especial emite un fallo favorable, y el 8 de mayo de 1901 una Resolución Suprema declara la partitura de 1869 como Versión Oficial. Posteriormente, el 4 de setiembre de 1910, el Senador por Ancash, César del Río promueve la intangibilidad de la partitura y los versos, iniciativa que recoge la Ley 1801, del 26 de febrero de 1913.

El Hermano Rebagliati echo raíces en nuestro suelo, se casó, en 1865, con doña Florinda Raybaud, enviudó y se volvió a casar con doña Raquel Carbajal, se hizo peruano de alma y corazón, lo que lo llevó a nacionalizarse, aquí vio aquella Luz que deslumbra, abriga e ilumina y de aquí parte al O E expirando aquel aire de los incas que le sustento la mayor parte de su fructífera vida.
Vida llena de música con la que construye su carácter iniciático, que le conduce, a través de la belleza de los sonidos y de la armonía de los ritmos, a la sabiduría del silencio creador que hace obra, sin ostentar ni pregonar, con la Fuerza que reside en la densidad de los sonidos, la Sabiduría en toda la longitud del ritmo y con la Belleza a través de la frecuencia de la melodía.

Descargar el documento oficial aquí.


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